Literatura
infantil y formación de un nuevo maestro
Isabel Tejerina Lobo
Este
artículo de Isabel Tejerina parte de que la literatura es importante porque
cubre todas nuestras necesidades de búsqueda de información, belleza o estética
tanto en adultos como jóvenes. Debido a su importancia debe de estar presente
en los currículums y diferentes planes de estudio y el profesorado debe de
estar suficientemente preparado y formado como para cubrir dicha necesidad
vital del ser humano.
En
primer lugar, se plantea la pregunta de si la literatura infantil existe como
tal o no. Algunos argumentos, concretamente los más antiguos afirman cosas como
que la literatura infantil es una mera adaptación de obras adultas o que ese no
sería un criterio para definir un tipo de literatura. Sin embargo, posturas más
actuales como la de López Tamés se decantan por la existencia de una literatura
que tiene como receptores el público infantil y
que al igual que el resto de público merece saciar sus necesidades o
intereses lectores.
En
segundo lugar se trata de fijar una definición para el término literatura
infantil partiendo como aclaración de que no únicamente todo aquello que está
escrito es literatura infantil, sino que también lo es aquello que es oral,
dramatizado, cantado o danzado (nanas, cuentos, leyendas, etc.) e incluso este
término englobaría las propias producciones realizadas por los niños (cuentos,
teatro, poesía…). A partir de aquí se dan tres definiciones parecidas, dos de
ellas son las de Bortolussi y Tamés que consideran que se trata de un tipo de
literatura cuyo lector ideal es el infante y la tercera de Cervera, a mi
parecer la más completa y global de todas, que la define como «todas las
manifestaciones o actividades que tienen como base la palabra como finalidad
artística o lúdica que interesen al niño» (1984, 15).
En cuanto a
los géneros, según Medina, que estarían dentro de la literatura infantil serían
principalmente los clásicos, es decir, el lírico manifestado en la rima,
canciones de cuna o juegos, el épico representado en la novela o cuento
maravilloso y por último, el dramático reflejado en el teatro. En una categoría
aparte se encontrarían el cine y el tebeo catalogados como «géneros fronterizos».
A
continuación, Isabel hace una distinción entre los dos tipos de corpus literarios
infantiles: la literatura «ganada» que es aquella que en un principio no tenía
como destinatarios a los niños y con el tiempo se ha ido adaptando a este tipo
de público o bien ha tenido mayor éxito en ese sector (hablamos de novelas de
aventuras, obras realistas, adivinanzas, nanas, etc.) y la literatura destinada
particularmente a infantes, es el caso de clásicos de la literatura infantil
universal (Peter Pan, El patito feo…) y las obras de algunos autores actuales
basadas en relatos realistas.
En
conclusión, es importante tener en cuenta a la hora de escribir que el infante
es un ser autónomo y con necesidades propias y que implica tener en cuenta
aspectos psicológicos y literarios que ayuden a desarrollar su imaginación y amplíen
su experiencia personal. Por tanto, la
literatura infantil ayuda en el desarrollo evolutivo hacia la madurez del niño
y es por ello por lo que escuela y literatura infantil son términos inmiscibles.
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